Los neumáticos diseñados para sacar vehículos del lodo tienen tacos profundos y anchos espacios vacíos. Los grandes tacos arañan el lodo mientras que los anchos espacios reducen el empaquetamiento. El caucho más blando permite que el neumático se hunda en el lodo, asegurando una correcta adherencia a la superficie. Las paredes laterales rígidas defienden contra daños causados por piedras ocultas o enredos debajo del agua. Estos neumáticos son cruciales para preservar el movimiento en tales terrenos.